Viernes 4 de julio de 2025

Gas 1500% más caro, cortes igual: ¿dónde está la plata?

Desde que asumió Javier Milei, las tarifas de gas subieron un 1482%, pero el sistema energético sigue colapsando ante la demanda. Ni las inversiones prometidas ni la mejora del servicio llegaron: en plena ola polar, vuelven los cortes, el GNL importado y el ajuste sin resultados.

Jueves 3 de julio de 2025

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A pesar del aumento récord en las facturas de gas —que acumulan un 1482% desde diciembre de 2023, según el Observatorio de Tarifas y Subsidios del IIEP (UBA-Conicet)— el sistema energético argentino sigue sin mostrar mejoras estructurales. En pleno invierno, los cortes de suministro volvieron a afectar a industrias, estaciones de GNC e incluso a hogares residenciales, como ocurrió en Mar del Plata por baja presión en la red.

El ajuste no alcanza para garantizar un servicio eficiente. Los aumentos, que llevaron la factura promedio nacional de menos de $5.000 en diciembre a más de $50.000 en junio, no evitaron que, por segundo invierno consecutivo, el país tenga que recurrir a importaciones millonarias de Gas Natural Licuado (GNL), interrumpir exportaciones a países vecinos y enfrentar fallas en el abastecimiento interno.

Tarifas por las nubes, servicio en el piso

Con la última suba, un hogar de ingresos altos (segmento N1) ya paga en promedio $61.220 mensuales, mientras que los de ingresos bajos (N2) y medios (N3) abonan $46.674 y $51.752 respectivamente. En provincias del sur como Tierra del Fuego, Santa Cruz o Chubut, donde opera Camuzzi Gas del Sur, las boletas pueden superar los $190.000 para usuarios de mayores ingresos.

Sin embargo, los problemas persisten. El informe del IIEP aclara que en invierno el costo del gas se dispara por la necesidad de incorporar GNL al sistema, un recurso importado en dólares que agrava el desbalance fiscal. A pesar de los aumentos, el Estado sigue cubriendo el 57% del costo de abastecimiento para usuarios residenciales, mientras que solo el 43% lo pagan los consumidores.

¿Qué se hizo con lo recaudado?

La promesa del Gobierno de que la suba de tarifas permitiría corregir distorsiones y mejorar el sistema energético todavía no se materializa. Por el contrario, el panorama muestra un modelo que combina precios altos, subsidios millonarios e infraestructura sin avances. Las obras estratégicas, como plantas compresoras o tramos de gasoductos que permitirían evitar estos cuellos de botella, siguen paralizadas por la política de ajuste de Javier Milei.

El resultado es el mismo de siempre: cortes, importaciones urgentes y una demanda desbordada que el sistema no puede cubrir, aun cuando los hogares pagan mucho más que hace apenas seis meses. En los hechos, el tarifazo no trajo eficiencia ni calidad: trajo más desigualdad y una pregunta que sigue sin respuesta:
¿Dónde está el dinero?