El Senado se encamina a una definición clave que marcará el cierre de su actividad legislativa anual, con un escenario tan incierto como delicado: la posibilidad de sancionar dos leyes centrales para el Gobierno o, en el extremo opuesto, terminar la semana sin aprobar ninguna. La Libertad Avanza debe resolver si este viernes convierte en ley el Presupuesto 2026 y la iniciativa de Inocencia Fiscal tal como llegaron de Diputados, o si insiste en introducir cambios de último momento que amenazan con hacer estallar los acuerdos construidos con los bloques dialoguistas.

El panorama es tan estrecho como explícito. De sancionar dos normas estratégicas para el Ejecutivo a quedar con las manos vacías, todo depende de la decisión que adopte el oficialismo tras el desorden que dejó su propio bloque en la Cámara baja. Una nueva modificación al Presupuesto podría derivar en una ruptura con gran parte de los aliados circunstanciales, con quienes la Casa Rosada había retomado el diálogo luego de semanas de tensión.

En el Senado, el mensaje de los sectores dialoguistas es claro: no están dispuestos a quedar atrapados en una dinámica de improvisación ni a pagar el costo político de las internas libertarias. Desde el Gobierno, en cambio, se interpreta esa postura como un acompañamiento automático, desconociendo compromisos previos y el delicado equilibrio parlamentario.

La tensión expone nuevamente la fragilidad del esquema legislativo del oficialismo, que depende de un puñado de votos clave para evitar el naufragio. Legisladores poco conocidos para la opinión pública, pero decisivos en cada votación, vuelven a ocupar un rol central en un Congreso donde el margen de error es mínimo.

En ese contexto, la Casa Rosada intentó en las últimas horas sostener los acuerdos mediante una reunión por Zoom encabezada por Patricia Bullrich, junto a referentes del entendimiento entre oficialismo y dialoguistas que reúne a 44 de los 72 senadores. El resultado fue cordial, pero poco alentador: si La Libertad Avanza insiste en reabrir el Presupuesto, el texto podría terminar aún más modificado y en peores condiciones para el Ejecutivo.

El riesgo no se limita al Presupuesto. En la sesión prevista para el viernes 26, la oposición dispuesta a acompañar también podría solicitar el tratamiento en particular de la ley de Inocencia Fiscal, con especial foco en el capítulo vinculado a los dólares no declarados. Esa maniobra abriría la puerta a una segunda revisión en Diputados, dilatando o directamente trabando la sanción.

“El clima es bueno, pero no podemos resolver la mala praxis de los diputados libertarios. Espero que no sea una maniobra deliberada para romper los acuerdos”, resumió un senador con peso propio en la Cámara alta.

Las tensiones ya quedaron expuestas durante el dictamen de Inocencia Fiscal, cuando los senadores Maximiliano Abad y Andrea Cristina plantearon objeciones al articulado. Pese a que la comisión de Justicia está presidida por un libertario, fue la propia Bullrich quien debió intervenir para ordenar el debate y prometer eventuales correcciones futuras a través de una ley complementaria.

Más allá de la sesión del viernes, la agenda del Senado aparece prácticamente vacía. El único dato llamativo es la posible presencia de la vicepresidenta Victoria Villarruel en la inauguración de un oratorio dentro del Palacio Legislativo, un gesto simbólico que contrasta con un cierre de año marcado por negociaciones frágiles, errores no forzados y un final que, para el oficialismo, sigue completamente abierto.